jueves, 6 de marzo de 2008

36 VIAJES


36 viajes en avión de la península a la isla. 4 vuelos interinsulares. 2 travesías en barco. En total 42 trayectos en cinco meses de trabajo. No podemos decir aquello vivo en la carretera, por que no la había para hacer estos recorridos.

La verdad es que nos gastamos (o me gasté, pues la matoria de nosotros se quedaba en los Pimar) una pasta en hacer tanto viaje. Pero había que volver a casa a pasar el fin de semana. Con tanto trasiego no fuimos padecedores de graves retrasos de vuelos. Iberia, bueno Air Nostrum, se portó bastante bien. Solo un viernes por la tarde me dejaron algo colgado pues el avión salió con una hora de retraso. Pero por lo demás, todo fue correctamente.

Detalles, muchos. Los madrugones para coger el avión con destino Ibiza a las 7 de la mañana. Las calles aun no estaban puestas y ya teníamos que estar en el aeropuerto. Por cierto que era lo único concurrido en toda la ciudad. A esas horas de la "madrugada" estaba a tope de gente en busca de avión. Mucho ejecutivo y algun turista. Tal y como se acercaba el verano las tornas iban cambiando. Otro detalle, las esperas en el aeropuesto de "Es Codolar" (Ibiza, claro) para que vinieran a rescatarnos los compañeros "pimarenses" con el coche de producción. A veces tratabamos de compactar a los "arrecogido" y si llegabamos en el avión a las siete o en el avión a las diez se hacía un solo viaje al aeropuerto para recogernos a todos de una tacada. Pablo se especializó en viajes para recoger gente (gracias Pablete).

Por cierto el cafe del aeropuerto, malo de cojones. Con agua salada. Y por el módico precio de 1'30 € el cafe solo. Ufff!!!

Otro detalle: la primera visión de la zona de salida del aeropuerto de Ibiza. En mi primer viaje, un 13 de marzo, debía coger el vuelo de regreso a Valencia a las 22 h de un miercoles. A las siete de la tarde ya estaba esperando el embarque. No había nadie en todo el aeropuerto!!!! Los que conoceis el lugar sabeis que es bastante grande. Pues nadie, absolutamente nadie. Me quede asombrado. Un aeropuerto como el de Ibiza, con la fama que tiene, como se pone aquello en verano. Pues nadie. Las tiendas cerradas, la cafeterias y cervecerias (las hay y muchas para alimentar de cerveza a los guiris antes de tomar sus vuelos a las Islas Británicas) también. La duty free, con las persianas y los candados. Sobre las 21 h empezo a aparecer alguna que otra persona. Esa noche en el avión volvimos a Valencia siete pasajeros.

Todo cambió el primer fin de semana del mes de junio. Ese lunes llegamos en nuestro avioncito a las diez de la mañana y.....

¡Zas! las pistas estaban llenas de aviones: Thomas Cook, Thomson Fly, Monarch, etc.... Las hordas de piel blanca habían llegado.

Las cosas ya no iban a ser igual.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí, la verdad es que la sensación de llegar al aeropuerto con todas las tiendas chapadas y los restaurantes cerrados es desoladora, algo así como cuando Charlton Heston conduce su coche en una Nueva York vacía en "The Omega man". Lo de los viajes, pues sí, punto y aparte. Los que nos íbamos cada finde la verdad es que poco ahorrábamos, porque el avión, por mucho que te sacaras el billete con antelación no bajaba de los 90-120 euros. Así que ves y calcula. Porque lo del barco es una pesadilla, y cuando llega octubre, con el cambio de tiempo, no puedes ni fiarte, porque a la mínima te cancelan el paquebote y apáñate como puedas. Por no hablar de la deficiente compañía Baleària, que le gastó la gran putada a mis padres, adelantando (sin avisar) el barco de regreso 2 horas, dejando a mis progenitores y treinta personas más, esperando como idiotas en el puerto de san Antonio, sin ningún responsable de la compañía en el lugar y con la telefonista de Baleària animándonos a denunciar el hecho. Otro día puedo comentar la aventura que supone tratar de denunciar un hecho como éste en la isla de Ibiza. Eso sí que fue alucinante de verdad.