viernes, 15 de febrero de 2008

LOS PIMAR 2 - LOS VECINOS

- ¿Es el 305? ¿La terraza de los "ferrallines"?

Una familia mal avenida. Concursantes de una especie de gran hermano cutre. Si nosotros ya éramos una peña algo más que especial dentro del ecosistema de los Pimar, no éramos nada comparados con nuestro vecinos.Teníamos de todo. Extraños personajes. Gente curiosa. Grupos de emigrantes. Y nosotros. Los de la tele. Algunos ejemplos para recordar.

Mi primera vecina fue Teresa. No trabajaba nunca. O no la veíamos trabajar. Solo se ocupaba de dar de comer a los gatos que iban naciendo en el entorno de los apartamentos. A veces organizaba alguna que otra movida de gritos e insultos a horas intempestivas - ¿motivados por sustancias extrañas? - pero sin más trascendencia.

Lulu y Leoni son las dos niñas rubias - rubisimas - que se pasan el día correteando por el exterior de los apartamentos. Pocos años, mucha energía y muchos lloros. Hubo una temporada que se nos metían en la oficina como topillos. Creo que muy faltas de atención. Todos tratábamos de hacerles caso y ser amables con ellas.El padre, ¿belga? ¿holandés? ¿alemán?, un tipo un tanto extraño que hacia salidas muy cortas de su casa con un ciclomotor al que desmontaba el motor tres o cuatro veces a la semana (un tío muy raro). La madre, también de aspecto nórdico, trabajaba como camarera en el Beverly, un club de la vecindad, donde se producían intercambios de parejas y otros encuentros sexuales entre clientes (¡¡¡ay mare!!!). A veces aparecía por allí otra trabajadora del Beverly, una negra con unas tetas descomunales que se desparramaba horas y horas en las hamacas de la piscina.

Más fauna. Las "garrulas" que curraban en la tienda de Space. Otros especimenes especiales. Muy jóvenes. Toples en la piscina, vida nocturna y una "refinada" educación que se manifestaba cuando - casualmente, claro - escuchábamos alguna de sus conversaciones en la piscina o en la terraza.

Los moros. No se les notaba, no armaban follón. Solo el olor de "guisopo". La comida que elaboraban era bastante aromática y se llenaba todo con ese olor. Hacían mucha vida en el rellano y tenían una niña pequeñita muy graciosa. La tele, siempre en marcha, con emisoras de habla musulmana. Eran bastante practicantes y realizaban sus oraciones, pero de forma discreta. Dato. Pablo me contó que en los últimos días de estancia del equipo en los Pimar, los musulmanes celebraron "el día del cordero" momento en el que realizan una comida basada en un asado de este animal. En el rellano de la escalera instalaron un bidón lleno de brasas y en el asaron el cordero para toda la familia. Fue toda una fiesta. Sobre todo para el resto de vecinos de la escalera que no eran musulmanes. Otro día hablaré de nosotros. Sine animus molestandi, claro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cómo olvidar a las crías alemanas que consideraban la oficina su guardería. O a su mamá, currando detrás de la barra del pub de intercambio. O a su papá, desmontando la moto día si, día no. O a la hija mayor y su bebé, y su novio kinki del coche tuneao. O a las canis que curraban en las discos y se despelotaban en la piscina. la señora de los gatos, los niños árabes que jugaban entre deshechos metálicos en Kosovo...
Impagable la primera noche en que mi señora y servidor aterramos en los Pimar. nada más acostarnos en la ¿cama? de 1'20 de anchura, empezamos a escuchar gritos desgarradores (psiquiátrico cercano? hooligans escapados de san Antonio?) Per si de cas, cerramos a cal y canto la ventana del piso, que daba a la piscina. Al día siguiente la revelación de boca de javier: "Son una parejita que se dedica a follar de noche en la piscina". La primera en la frente.